La pared ya no es blanca
Es roja y cálida
Salpicada de tus sesos sin retrocesos
Del disparo fulminante qué te diste
Ante mí, nada te importó
El olor y el gusto agrio
Se hacen espeso en mi paladar
Tus pelos, tus pelos
Se enredan en mis pies
Y se hacen huella de mi incierto destino
¿Por qué lo hiciste?
Quiero entender pero no puedo
Quiero salí pero estoy atado
Quiero respirar pero me ahogo en tu sangre
Mis tripas son las tuyas
Y se pegan en la pared
Que ya no es blanca, es roja
Roja, roja, roja
Como tus sesos
Mis tripas
La sangre
Qué líricamente cae
Cae de la ventana
Formando así un trébol
De tres, no dos, tres.
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