Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

lunes, 27 de julio de 2020

Dos caras

Es un sentir de sin sentidos lo brusca que la vida puede ser cuando estás en la soledad de no esperar nada, y de la nada llegan un montón de cosas. Cosas que por ahí tendrían que haber seguido otro camino, o simplemente nunca cruzarse en el camino de uno. A veces me pregunto lo injusto de transitar tanto, para luego caer en la cobardía de frenar a mitad del camino. También me suelo preguntar qué tan tediosa y desafiante puede ser la cobardía cuando la mentira la enfrenta y el uso de razón pone en tela de juicio todo lo que el sentir decanta. 
A veces es injusto que solo un día pueda ser necesario para darte cuenta qué donde creías estar, es donde queres escapar. Solo un día para darme cuenta que no estaba en renglones de un cuento de narrativa, pero sí de fantasía, donde muchos son los hechos que se cuentan y pocos los fines que se ostentan. 
Parar el corazón y darse cuenta que si el cerebro manda, las decepciones aumentan. 

miércoles, 22 de julio de 2020

Bordeando visiones

Los años pasan y yo sigo como moneda al viento,
dejando a la suerte que decida si la cara es lo que soy 
o la cruz sea la mochila que deba cargar,
cara o cruz dicen.

Sigo mientras los días se agotan
haciéndome creer 
que solo soy verdugo
de un tiempo sin un parecer claro.
 
Lo que parecía verdadero,
hoy es la falsa ilusión
del sujeto que escucha
como la cara que amaba,
se amarra de las mentiras 
que en su boca nacen.

El oído es el fiel compañero 
de una conversación tan penosa,
como de quién lo dice,
dicen que a veces deletrear palabras
a modo de sujetar las acciones 
ayuda a comprender que las oraciones
son sinónimos de percepciones. 

viernes, 17 de julio de 2020

A la vuelta, nos vemos

Ahora que es tiempo de perderme y deambular en otro sitio, conozco lo que es el miedo, el miedo a que mañana ya no exista éste sitio y vos no lo encuentres, o no te des cuenta que el mapa de un reloj habita menos en invierno, donde el frío congela las agujas y el tiempo se para en lugares incorrectos. Recién empiezo a caminar y ya me pregunto ¿donde estas?. 
Creo empiezo a sentir nuevamente las voces que me preguntan ¿quién sos?, esa incertidumbre a lo desconocido, pero ahora es distinto porque el saber de un cuerpo que creí conocer se vuelve una sábana blanca planchada en pasos de tierra. Es difícil no caer en la botella qué sobre la mesa me llama a darme la sien con el líquido de risas que ven mis ojos y no son causadas por las vientos que mis manos supieron acariciar. Me es intolerante ver-te- bajo nubes negras de enigmas que desconozco pero a la vez sé su final. Personas frías que calientan el ambiente con falsas ternuras mojadas bajo lluvias ácidas en un día cualquiera. Cualquiera que no fuera yo daría por secundario la importancia de mis acotaciones, pero yo no. Yo no puedo seguir corriendo, corriendo a un costado el ropero de prendas que tapa la puerta de mi corazón, perdóname pero no puedo. Quisiera ser esa voz en eco que repite en tu cabeza que te des cuenta, que la vida es salir y entrar, sumar y restar y que a veces el dividir momentos, multiplica las opciones del resultado que hoy nos da cero. 
¿Dónde estás? Vuelvo a preguntar, ¿dónde andarás?, preguntan las mesas de bares que nuestros codos supieron presenciar. Voy a trepar al techo y mirar las estrellas, voy a dejarme caer en el pasto que caímos y fuimos náufragos en deseos indescriptibles. ¿Donde están los momentos? También me pregunto. 
Quisiera que la rabia que siento ahora sea abocada en el refugio de tus abrazos, quisiera decirte que no vayas por el camino que ya recorriste, ojalá te des cuenta que será un sucio destino, quisiera decirte que ese camino que hoy ves limpio, es solo un espejismo oculto de malos pasajes, que ya pasaste. 
Mi sombra volvió a aparecer y me dijo saber de cosas que en mi cuarto no estaban, o de entender la vida o una apreciación sobre la misma de cómo era todo, o que el todo era la percepción de cómo yo quería que fuera. El rencor en estos momentos me invita a jugar a los dados donde la posibilidad de encontrar un número par es casi nula, nula como la posibilidad de querer jugar a ser fuerte y afrontar qué puedo mirar-te-. 
¿Dónde estás? Por tercera vez vuelvo a preguntar y casi sin aliento y con el pecho inflado, estallo. Como el globo cuando botija fui y exploté a modo de felicidad, hoy explotó el globo de músculos que late dentro de mí.  La distorsión y el tiempo, mi caparazón y el salir, las ganas y el intentar, el orgullo de ser y el orgullo de haber sido, la bajada al caer y la subida al renacer, las miradas al encontrarnos y los ojos cerrados al sentir que te ibas y no girabas la cabeza, los temblores de tus labios y el sudor de mis manos, los te quiero y los te amo. 
Ahora bajo la agonía sentimental de partículas que por dentro están jugando a esconderse, quisiera que no sientas miedo al descubrir. Qué lo malo de algo, es la pequeña espina que de lo bueno se puede sacar. Y que tus ojos grandes y redondos aparecen en cada uno de mis sueños, que tu pelo desprolijo aún lo encuentro en mis buzos, que tu olor aún esta en mi piel y que tus risas no se van a ir de las retinas de mis ojos. Y repito de nuevo, no tengas miedo porque es tuyo el mundo entero.