Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

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viernes, 17 de julio de 2020

A la vuelta, nos vemos

Ahora que es tiempo de perderme y deambular en otro sitio, conozco lo que es el miedo, el miedo a que mañana ya no exista éste sitio y vos no lo encuentres, o no te des cuenta que el mapa de un reloj habita menos en invierno, donde el frío congela las agujas y el tiempo se para en lugares incorrectos. Recién empiezo a caminar y ya me pregunto ¿donde estas?. 
Creo empiezo a sentir nuevamente las voces que me preguntan ¿quién sos?, esa incertidumbre a lo desconocido, pero ahora es distinto porque el saber de un cuerpo que creí conocer se vuelve una sábana blanca planchada en pasos de tierra. Es difícil no caer en la botella qué sobre la mesa me llama a darme la sien con el líquido de risas que ven mis ojos y no son causadas por las vientos que mis manos supieron acariciar. Me es intolerante ver-te- bajo nubes negras de enigmas que desconozco pero a la vez sé su final. Personas frías que calientan el ambiente con falsas ternuras mojadas bajo lluvias ácidas en un día cualquiera. Cualquiera que no fuera yo daría por secundario la importancia de mis acotaciones, pero yo no. Yo no puedo seguir corriendo, corriendo a un costado el ropero de prendas que tapa la puerta de mi corazón, perdóname pero no puedo. Quisiera ser esa voz en eco que repite en tu cabeza que te des cuenta, que la vida es salir y entrar, sumar y restar y que a veces el dividir momentos, multiplica las opciones del resultado que hoy nos da cero. 
¿Dónde estás? Vuelvo a preguntar, ¿dónde andarás?, preguntan las mesas de bares que nuestros codos supieron presenciar. Voy a trepar al techo y mirar las estrellas, voy a dejarme caer en el pasto que caímos y fuimos náufragos en deseos indescriptibles. ¿Donde están los momentos? También me pregunto. 
Quisiera que la rabia que siento ahora sea abocada en el refugio de tus abrazos, quisiera decirte que no vayas por el camino que ya recorriste, ojalá te des cuenta que será un sucio destino, quisiera decirte que ese camino que hoy ves limpio, es solo un espejismo oculto de malos pasajes, que ya pasaste. 
Mi sombra volvió a aparecer y me dijo saber de cosas que en mi cuarto no estaban, o de entender la vida o una apreciación sobre la misma de cómo era todo, o que el todo era la percepción de cómo yo quería que fuera. El rencor en estos momentos me invita a jugar a los dados donde la posibilidad de encontrar un número par es casi nula, nula como la posibilidad de querer jugar a ser fuerte y afrontar qué puedo mirar-te-. 
¿Dónde estás? Por tercera vez vuelvo a preguntar y casi sin aliento y con el pecho inflado, estallo. Como el globo cuando botija fui y exploté a modo de felicidad, hoy explotó el globo de músculos que late dentro de mí.  La distorsión y el tiempo, mi caparazón y el salir, las ganas y el intentar, el orgullo de ser y el orgullo de haber sido, la bajada al caer y la subida al renacer, las miradas al encontrarnos y los ojos cerrados al sentir que te ibas y no girabas la cabeza, los temblores de tus labios y el sudor de mis manos, los te quiero y los te amo. 
Ahora bajo la agonía sentimental de partículas que por dentro están jugando a esconderse, quisiera que no sientas miedo al descubrir. Qué lo malo de algo, es la pequeña espina que de lo bueno se puede sacar. Y que tus ojos grandes y redondos aparecen en cada uno de mis sueños, que tu pelo desprolijo aún lo encuentro en mis buzos, que tu olor aún esta en mi piel y que tus risas no se van a ir de las retinas de mis ojos. Y repito de nuevo, no tengas miedo porque es tuyo el mundo entero.

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