Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

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miércoles, 21 de octubre de 2020

Laberinto

 Otra vez, sentado y adormecido en el sillón bajo la noche espesa y fría de un día cualquiera, estoy. No quiero y no puedo dormir, otra vez mis ojos salubres y vidriosos se hacen notar, no debo y no quiero sentir pena por mí, pero es lo que invade cada espacio que se ilumina por la pequeña rendija que entra por la ventana. Me quiero arrancar las uñas y masticarlas con tanta fuerza como si fuese la costumbre diaria que debo pasar por no entender que la rabia no se hace visible, si la pena no se hace notar. Quisiera tragar un vaso con algún  tipo de líquido arenoso y presenciar como mi garganta es lastimada lentamente, solo así me daría cuenta de que las palabras que salen a veces no tendrían que ser evacuadas y que el dolor es el silencio más desafiante que puedo tener. Me siento y siento como mis huesos se intentan retorcer, como si también fueran testigo de la ignorancia que mi cuerpo recibe. Ignorancia de las propagaciones simultáneas de partículas determinantes que se clavan en mi piel y rajan la carne como si fuese papel. Envuelto en los tumultos sanguíneos que en mi cabeza nacen, yacen los tejidos perpetuos de pasados secantes. 

Será ahora o después, 

Verás qué ahora es después 

Sabrás que lo dije ahora y también después. 

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