Me pregunto, ¿cómo haces
para mantener la serenidad cuando las
palabras, qué tan bruscas y despiadados
trazos dan, perforan sutilmente este óleo
tan fresco, casi irreal?
¿Qué pasa cuando lo qué día a día
intentas demostrar,
tan firme se manifiesta que es capaz,
rumbeando por ahí,
de volverse realidad?
No sé si toqué fondo o el fondo aún esté
en el más tembloroso de todos los
espacios que pisé
La simpleza, de lo cotidiano,
belleza de lo inmenso
dicen.
De que te quiero, no tengo dudas,
De qué me querés, tampoco.
Y si la conciencia desata en mí la
pregunta de, qué algún nombre debería
ponernos,
me convertiría sin pensarlo en un
palindromista.
Así cuando de revés nos toque estar,
al igual que al derecho,
sepamos cómo encontrarnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario