¿Dónde estás?
Se me hace que te fuiste o volviste a donde pensaste nunca regresar.
Y si hoy ya no te creo,
es porque creo que las veces que creí hacerlo,
creaste la máscara para ocultar los lugares qué habitabas.
Es errante, es un poco difícil soltar y no ver de donde agarrar,
pero como todo,
todo va y viene.
Así como el pedalear y que la cadena se tranque
y el eslabón confiable salga disparatado
y en el piso queden mirando el cielo las melodías donde jugaste a ser canción
y solo escuché el final de una estrofa de un álbum bodrio,
de alguna banda indie de finales de los noventas.
Tan deprimente como la cueva en donde hoy me siento a escribirte esto,
qué probablemente lo leas y una risa confusa salga de tu rostro
y la poca importancia tomé el ego de la ausencia que pudieron tener tus manos,
ayer y quizá mañana también.
El café es la frazada que me cubre
y el humo que veo es la sensación de permanecer acá
y no allá,
así como la luz que está arriba y abajo a la vez.
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