Un día busque en el cajón de mi mesa de luz la nota que me habías regalado,
y no la encontré.
Más tarde me quise mirar en el espejo,
y no me ví.
Un poco después que la tarde se hizo confusa y el decir se transformó en un adiós,
ya no te ví más.
Cuando quise golpear tu puerta,
te habías mudado.
No de tu casa,
sino de mí.
Me dolió tanto que me descuidé,
por cuidarte a vos.
Y vos qué descuidaste lo que te daba
te ibas y volvías
y yo sin darme cuenta
me fui yendo,
pero de mí.
Hoy trato de mirarme sin taparme, trato de quererme sin la restricción de ser algo que no quiero, trato de tratarme de la manera más amena conmigo, para mí y decir que me voy
para ya no volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario