En una noche donde fresca son las hojas
qué mojadas están bajo el rocío y
penumbras de la maleza fértil, donde los largos
caminos sin final visibles se hacen fuertes,
donde tu voz y el poder de acciones es protagonista,
estás.
Estás formando la silueta de tu sombra
qué nunca pudiste controlar
y estás.
Estás dejándote llevar por las inquietudes
qué bailan en tu cabeza y atormentan la innecesaria
comesura de tus ojos
y estás.
Estás suspirando y apretando los dolores de rabia
para no escupirme en la cara que estás, estás
y ya no podes más.
Estás dispuesta a sujetar la locura que no da rienda
en tus manos y aunque tallos de rosas puedas agarrar,
es preferible sangrar por lo que ya se hizo,
qué seguir sujetando donde las espinas
llegan al corazón.
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