Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

lunes, 30 de marzo de 2020

Del sombrero saqué

Lo que diré a continuación puede ser una ilusión y
me apego a ella como quien se agarra del suelo para no despegar.
Soñamos y añoramos volar, no obstante, nos aferramos al piso.
Nos inunda el miedo, la curiosidad es más pero nos aferramos
a lo que nos hará volar para no volarnos.

Éste relato puede ser una ilusión de que te encuentres en él,
me lo digas y entonces te encuentre yo en otro relato
que pueda ser una ilusión.
Ese relato puede ser una ilusión para mí,
para mí quizás, muy locamente,
para mí.

Éste relato puede ser una ilusión,
puede ser. Fijándome que vos, ella o él
al finalizar cada uno de estos renglones recuerde
una Luna con sombrero rosa.
!Wuff!. Hice aparece un murciélago. ¡Wuff!.
Hice que sintieran que nada de lo leído tenga coherencia.
¿Hice aparecer una Luna de sombrero rosa o hice aparecer
un murciélago o hice aparecer una cierta inquietud?.

Me sabrán disculpar, señoras y señores tétricos, rigurosos y teóricos
de la literatura, me sabrán disculpar, público ambicioso que sabe de
literatura por haber leído quizás el mas burdo libro para hacerse creer
a quien lee que puede crear ilusiones.

Me disculpo no porque tenga la necesidad o deba hacerlo, sino
porque me gustaría que abandonen sus hábitos y me acompañen
a la ilusión que nos estamos aferrando, como
el señor que mira y se aferra a la ventana
y observa cómo nuevo y ajeno algo que antes era común en él.

Tengan miedo, cierren los ojos. Necesitan cegarse

domingo, 15 de marzo de 2020

Náufrago

el día qué me dejaste de hablar 
le hablé a una planta, sola en su rincón
seca su tierra y casi ni raíz tenía 

el día qué me dejaste de mirar 
me detuve a observar un edificio abandonado
deteriorado en su exterior-interior y casi ni gracia tenía

el día qué dejaste de escucharme 
me guardé las cosas que quería decirte 
y mi boca se coció de palabras en vano 

el día qué mentiste para irte y dejarme
me quedé quieto esperando unas disculpas
qué nunca llegaron 

el día qué quise abrigarte 
el ropero ya estaba vacío, los estantes no tenían sentidos
y mis brazos ya estaban caídos

el día qué del camino borraste mis huellas
y el viento tu aroma se llevó 
nuestro camino se ausentó 

el día qué el día noche se hizo
me dí cuenta qué estaba bajo la luz de un Sol 
oscuro

Mirá el día qué es hoy y mis dedos inquietos siguen escribiendo y escarbando el dolor qué de adentro viene y no se va, mirá las fotos que teníamos y qué con un simple click sean borradas cual palabra incorrecta en mis textos. 
Mirá 
mírate
míranos 
Quizás las miradas sean borradas como los fantasmas de mi cuarto, o como el amanecer en la playa que supimos apreciar, o la cerveza que bajo risas supimos destapar. 
Quizás, pero hay algo qué no se borra y son los latidos de no olvidar lo qué somos. 

El barco navega, investiga y descubre solo una vez, las olas de alta mar son comunes en fuertes vientos qué vienen del Sur, la isla escondida solo se descubre bajo la insistencia, determinación y ambición, donde el corazón persigue hasta llegar a destino. 

Fuí pirata, otras veces navegante, muchas veces niño inocente, pero debo admitir qué experimenté las olas mas grandes y vientos tan fuertes que muchas veces me tiraron. 
Pero llegué, descubrí, me quedé y ahora me siento un náufrago en aguas desconocidas. 


domingo, 8 de marzo de 2020

Detenimiento

Muchas veces e inclinado mi cabeza hacia el cielo, sobrio o borracho. siempre mirando fijo las estrellas, las estrellas que me hacen recordar que éste mundo es inmenso, o al perecer tiene inmensidades de cosas qué a veces por no querer mirar, no nos damos cuenta.
Siento, percibo y estoy seguro que cuando miro, siento, percibo y estoy seguro qué cada estrella tiene una vida tan explosiva como la mía, por momentos delirante, por otros ausente de quién no la mira, ausente de miradas qué pueden atraer tan linda energía qué tienen la capacidad de dejarla brillar para siempre, como mi vida, como la tuya, como la de aquél o como la de aquella. A veces nos ponemos un meteorito intacto sin movimientos, qué deja a nuestra sombra tan poco visible qué nuestro cuerpo se hace el mas efímero susurro de una galaxia tan grande como las ganas de quien te observa, por momentos. Por momentos digo, claro, porque cuando ésto no ocurre suele pasar qué quién te mira es tan estrella como vos o como yo, pero fugáz. Porque también hay de esas, de esas estrellas qué se toman el atrevimiento de pasar por segundos y quemar en segundos la capacidad del habla.
 Paralizar nuestros parpados y hacer que toda atención sea dirigida a ellas, queman tanto que el recuerdo de unos segundos se vuelve momentos de muchas horas
y luego esas horas se transforman en recuerdos de años
qué con el tiempo serán imborrables para qué a cada segundo, mientras pasan las horas, permanezcan en las ventanas de nuestras retinas durante un tiempo largo.