Cómo si fuese algo onírico los intentos de poder comprender esa especie de espiral sin fin, o los tropiezos que por forzadas aceptaciones pasan, me pesan. Me pesan los modos y las contradicciones, me pasa que quiero abrazar la ilusión de lo que hablamos ayer y luego se me caen los brazos por el peso de no querer ser nada mañana. ¿Es comprensible? Creo que no, y estoy con las posibles ganas de querer arrancarme algo del cuerpo y no sé qué. Voy a desaparecer por un largo tiempo, esta vez no quiero dejar rastros, ayer los dejé y no volviste, ayer te llamé y fue errante porque mañana no vas a estar acá. Tal vez como yo, que ayer no pude encontrarte, hoy tampoco y espero que mañana cuando los días dejen rastro a las ilusiones prometidas, puedas verme con las ganas de abrazarme, y que se jodan los días y sus torpes nombres, nada más que importe el tiempo y con tantas ganas, que se pierda la noción de horas cuando el momento de sentir sea la única aguja que dicte el final.
Hoy es 25, ya son un par desde aquel entonces.
¿Te acordas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario