Basta solo con un solo ojo para observar lo que realmente es importante.

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sábado, 4 de abril de 2020

Dormí, soñé y desperté (creo)

Ahora que ni salgo y hay que estar alerta,
sobre todo cerrar la puerta y así mismo meter en un sobre
las cosas que decimos para que no se contagien de finesas
y coronas infectadas de cosas negativas.
Ahora que los pasos son contados
y los caminos se hacen cortos
y ya las nubes no puedo ver.
Creo que extraño ensuciarme y estar afuera
y ver desde afuera que se siente el estar adentro,
adentro digo porque hay días que yo estoy afuera.
Y no me siento mal ni nada de eso,
solo me sientan mal las cosas que por dentro están
y hablo de mí, de mi casa.
Digo casa y repito una vez más que hablo de mí.
Aprendí que mi propio hogar soy yo
y que si no lo barro, se ensucia
y si en los platos se dejan sobras
se acumulan restos,
restos que cuando los veo solo restan
en futuros platos limpios.
También me di cuenta qué
dejar las luces prendidas afecta el observar
y la visualización del caos,
es decir, dormirse bajo la oscuridad
también es el despertar de la limpieza del paisaje negro.


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