Yo escuchaba la lluvia
que se enroscaba en el pasto
y mis oídos se llenaban de naúfragos.
En ese mismo instante
sentía como el destino
se caía de las líneas de mis manos.
Tanto me atrajo la incertidumbre
qué el olvido zumbante de la lluvia
tapaba mi memoria.
El agua ya estaba dentro de mí
y su fuerza crecía
sin calma ni compasión
ni siquiera se detuvo cuando me ahogaba.
Yo respiraba lluvia
y pasto mojado
y mi corazón ensopado
no pudo salir
lo quise escurrir pero ya era tarde
tan tarde qué cuando te ví en un retrato
no fuí yo quién lo reflejó en una imagen.
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